Una de las
ironías de la historia moderna de la iglesia fue que en el año del Señor de mil
novecientos ochenta y cuatro, alguien en la jerarquía de la iglesia hizo un
truco directamente de una novela de George Orwell de la novela de totalitaria 1984.
Estaba en la conferencia de octubre de ese año que el élder Ronald E. Poelman del
Primer Quórum de los Setenta, entregó un discurso que fue estimado por muchos
miembros como uno de los mejores discursos de la conferencia que jamás habían
oído en su vida.
Pero al mes siguiente, cuando esos miembros recogieron la revista de Ensign de la conferencia para leer el texto del discurso, estaban desconcertados al descubrir que las palabras sobre el papel parecía muy poco al discurso televisado que creyeron que recordaron oír en el mes anterior. Hay más, cualquier persona que busque el registro de video de discurso del élder Poelman encontraría que ese segmento de Poelman había sido sacado de los archivos oficiales de la Iglesia y reemplazado con una falsificación.
Así que, uno de los más interesantes -y algunos dirían que lo más importante- discurso de conferencia de la segunda mitad del siglo XX simplemente desapareció por el agujero de la memoria.
Recordarás tu que George Orwell acuñó el término el agujero de la memoria en su novela 1984 para describir lo que pasó con la información que consideraron indigno según Los Poderes. Cada vez que una verdad particular interfería con la realidad presentado por el Gran Hermano, una nueva versión de la "verdad " era creado para reemplazarla. Las pruebas viejas se dejaban por una ranura que conducía a una serie de tubos neumáticos, "después de lo cual fue llevado sobre una corriente de aire caliente a los enormes hornos que estaban escondidos en algún lugar en las profundidades del edificio."
Lo que había sido una vez una historia común se desvaneció poco a poco de la memoria colectiva. Eventualmente fue olvidado por completo.
Algo similar ocurrió con el discurso de conferencia del élder Poelman. Alguien o algún comité -todavía no se sabe muy bien quien- consignó el registro original a las tinieblas de afuera y lo reemplazó con algún tipo de gemelo malvado.
Grabadoras de vídeo en los comienzos de 1980 podrían costar entre 600 a 1300 dólares, y en 1984 menos de un diez por ciento de los hogares estadounidenses tenían uno. El número de hogares mormones con reproductores de video en ese momento hubiera sido minúsculo. Así que a menos que tu fueras uno de los pocos privilegiados y que tenía el equipo para grabar la conferencia general al momento justo, no era probable que vieras nunca ese discurso de la conferencia de nuevo.
¿Cuál Era el Gran Problema?
No había nada inusual o radical acerca del mismo discurso, aunque Poelman introdujo algunos conceptos que no habían sido discutidos abiertamente en la iglesia por un buen tiempo. El discurso contenía perlas de Mormonismo puro; tesoros de verdad que bien podrían haber venido de los labios del profeta José Smith, durante una conferencia en Nauvoo. Miembros de la Iglesia con edad suficiente para recordar cómo eran las cosas en la década de 1950, dijeron que escuchando el discruso de Poelman los llevó con nostalgia a los días del presidente David O. McKay.
Elder Poelman comenzó su discurso recordando a la congregación que hay una diferencia importante entre el Evangelio y la Iglesia. "Hay una diferencia entre ellos que es significante", dijo, "y es muy importante que se entienda esta distinción."
Poelman advirtió que la falla de distinguir entre los dos, y comprender su relación apropiada, podría llevar a "la confusión y las prioridades indebidas".
El evangelio, explicó, es la sustancia del plan divino para la salvación personal e individual y la exaltación. La Iglesia, por su parte, es el sistema de entrega que proporciona los medios y los recursos para implementar ese plan.
Como Elder Poelman explicó, el evangelio de Jesucristo es eterno y invariable. La Iglesia de Jesucristo no es. "Las políticas, programas y procedimientos cambian de vez en cuando si es necesario para cumplir los propósitos del evangelio."
"Cuando entendemos la diferencia entre el evangelio y la iglesia y la función apropiada de ambas en nuestras vidas, somos mucho más propensos a hacer las cosas correctas por las razones correctas."
Elder Poelman amonestó a la congregación a seguir siendo conscientes de que cada miembro de la iglesia tiene no sólo el derecho, sino la obligación de ejercer su libre albedrío y recibir un testimonio personal, no sólo de los principios del evangelio, sino también de las prácticas de la Iglesia. "En respuesta al estudio, la oración y por la influencia del Santo Espíritu, podemos buscar y obtener un testimonio individual, y personal de que el principio o el consejo es correcto y divinamente inspirado."
Tiene sentido, ¿no?
Bueno, no a todo el mundo.
Alguien sentado en el púlpito en aquel día, aparentemente, no estaba demasiado entusiasmado con la idea de que la gente común piensa en hacer preguntas a las prácticas de la Iglesia.
Pero lo que realmente parece que ha hecho activar las alarmas entre los Hermanos era esta bomba: Según el élder Poelman , el objetivo final de cada uno de nosotros debe ser conseguir finalmente ese punto en nuestro crecimiento espiritual e intelectual en el que ya no será necesaria la Iglesia institucional en nuestras vidas. Así es como Elder Poelman lo dijo:
"A medida que individual y colectivamente aumentamos nuestro conocimiento, aceptación, y aplicación de los principios del evangelio, nos volvemos menos dependientes de los programas de la Iglesia. Nuestras vidas llegan a centrarse en el evangelio".
¡Que imaginable! ¡Mantenga el teléfono y paren las prensas!
¿Los miembros de la iglesia no necesitan la iglesia? ¡¿Quién es este tipo?!
Si tu hubieras sido uno de los tipos sentado ahí arriba mirando la multitud abajo, supongo que puedo entender como podrías haber pensado que las palabras de Poelman se acercaban a la herejía. Es posible que hayas llegado a creer durante tu larga carrera de servicio en la iglesia que tú y tus hermanos vatídicos tenían la sagrada responsabilidad de proteger a los testimonios de aquellos por debajo de ti. La gente toma decisiones imprudentes por sí mismo, después de todo. Ellos no eligen siempre lo justo. Muchos miembros son nuevos en el rebaño y deben ser alimentados con leche antes de ser expuestos a la carne del evangelio. Necesitan de cuidado. Ellos necesitan supervisión. Necesitan que se les enseñe a obedecer.
Para la mayoría de nosotros que prestamos atención, el recordatorio del élder Poelman fue consistente con lo que nos habían enseñado toda la vida mientras crecíamos. ¿No predicó el Hermano José distinciones similares? ¿No estamos en nuestros caminos individuales a la perfección? ¿En algún momento de nuestro progreso no debemos esperar que ya no requieren a alguien que sostenga nuestra mano?
Lamentablemente, siempre han sido aquellos en posiciones de autoridad que desconfían de la libertad sin la supervisión, y lo ven como una cosa peligrosa. Y así fue que dentro de pocos días al fin de la conferencia general, cuando el tabernáculo estaba prácticamente vacío, excepto por un camarógrafo y un teleprompter, Elder Ronald E. Poelman, del Quórum de los Setenta fue escoltado secretamente de regreso al podio y le dieron instrucciones a entregar su discurso por segunda vez. Sólo que esta vez no fue el mismo discurso. El texto había sido modificado de manera fundamental para que sea más aceptable para la Iglesia corporativa.
Después, se añadió un audio de "una tos falsa" en el fondo para dar la impresión de que Elder Poelman estaba hablando en vivo ante un auditorio lleno. A continuación, este vídeo reelaborado fue colocado en el registro de conferencia existente en el que reemplazó al original, y después se llenó con los archivos de la Iglesia. Las copias fueron dobladas a las lenguas extranjeras y enviadas a misiones en el extranjero. Esta nueva versión era ahora la verdad oficial.
Mientras tanto, la grabación de vídeo original, verdadero y exacto del discurso de la conferencia del élder Poelman simplemente desapareció.
Desapareció por el agujero de la memoria.
Pero al mes siguiente, cuando esos miembros recogieron la revista de Ensign de la conferencia para leer el texto del discurso, estaban desconcertados al descubrir que las palabras sobre el papel parecía muy poco al discurso televisado que creyeron que recordaron oír en el mes anterior. Hay más, cualquier persona que busque el registro de video de discurso del élder Poelman encontraría que ese segmento de Poelman había sido sacado de los archivos oficiales de la Iglesia y reemplazado con una falsificación.
Así que, uno de los más interesantes -y algunos dirían que lo más importante- discurso de conferencia de la segunda mitad del siglo XX simplemente desapareció por el agujero de la memoria.
Recordarás tu que George Orwell acuñó el término el agujero de la memoria en su novela 1984 para describir lo que pasó con la información que consideraron indigno según Los Poderes. Cada vez que una verdad particular interfería con la realidad presentado por el Gran Hermano, una nueva versión de la "verdad " era creado para reemplazarla. Las pruebas viejas se dejaban por una ranura que conducía a una serie de tubos neumáticos, "después de lo cual fue llevado sobre una corriente de aire caliente a los enormes hornos que estaban escondidos en algún lugar en las profundidades del edificio."
Lo que había sido una vez una historia común se desvaneció poco a poco de la memoria colectiva. Eventualmente fue olvidado por completo.
Algo similar ocurrió con el discurso de conferencia del élder Poelman. Alguien o algún comité -todavía no se sabe muy bien quien- consignó el registro original a las tinieblas de afuera y lo reemplazó con algún tipo de gemelo malvado.
Grabadoras de vídeo en los comienzos de 1980 podrían costar entre 600 a 1300 dólares, y en 1984 menos de un diez por ciento de los hogares estadounidenses tenían uno. El número de hogares mormones con reproductores de video en ese momento hubiera sido minúsculo. Así que a menos que tu fueras uno de los pocos privilegiados y que tenía el equipo para grabar la conferencia general al momento justo, no era probable que vieras nunca ese discurso de la conferencia de nuevo.
¿Cuál Era el Gran Problema?
No había nada inusual o radical acerca del mismo discurso, aunque Poelman introdujo algunos conceptos que no habían sido discutidos abiertamente en la iglesia por un buen tiempo. El discurso contenía perlas de Mormonismo puro; tesoros de verdad que bien podrían haber venido de los labios del profeta José Smith, durante una conferencia en Nauvoo. Miembros de la Iglesia con edad suficiente para recordar cómo eran las cosas en la década de 1950, dijeron que escuchando el discruso de Poelman los llevó con nostalgia a los días del presidente David O. McKay.
Elder Poelman comenzó su discurso recordando a la congregación que hay una diferencia importante entre el Evangelio y la Iglesia. "Hay una diferencia entre ellos que es significante", dijo, "y es muy importante que se entienda esta distinción."
Poelman advirtió que la falla de distinguir entre los dos, y comprender su relación apropiada, podría llevar a "la confusión y las prioridades indebidas".
El evangelio, explicó, es la sustancia del plan divino para la salvación personal e individual y la exaltación. La Iglesia, por su parte, es el sistema de entrega que proporciona los medios y los recursos para implementar ese plan.
Como Elder Poelman explicó, el evangelio de Jesucristo es eterno y invariable. La Iglesia de Jesucristo no es. "Las políticas, programas y procedimientos cambian de vez en cuando si es necesario para cumplir los propósitos del evangelio."
"Cuando entendemos la diferencia entre el evangelio y la iglesia y la función apropiada de ambas en nuestras vidas, somos mucho más propensos a hacer las cosas correctas por las razones correctas."
Elder Poelman amonestó a la congregación a seguir siendo conscientes de que cada miembro de la iglesia tiene no sólo el derecho, sino la obligación de ejercer su libre albedrío y recibir un testimonio personal, no sólo de los principios del evangelio, sino también de las prácticas de la Iglesia. "En respuesta al estudio, la oración y por la influencia del Santo Espíritu, podemos buscar y obtener un testimonio individual, y personal de que el principio o el consejo es correcto y divinamente inspirado."
Tiene sentido, ¿no?
Bueno, no a todo el mundo.
Alguien sentado en el púlpito en aquel día, aparentemente, no estaba demasiado entusiasmado con la idea de que la gente común piensa en hacer preguntas a las prácticas de la Iglesia.
Pero lo que realmente parece que ha hecho activar las alarmas entre los Hermanos era esta bomba: Según el élder Poelman , el objetivo final de cada uno de nosotros debe ser conseguir finalmente ese punto en nuestro crecimiento espiritual e intelectual en el que ya no será necesaria la Iglesia institucional en nuestras vidas. Así es como Elder Poelman lo dijo:
"A medida que individual y colectivamente aumentamos nuestro conocimiento, aceptación, y aplicación de los principios del evangelio, nos volvemos menos dependientes de los programas de la Iglesia. Nuestras vidas llegan a centrarse en el evangelio".
¡Que imaginable! ¡Mantenga el teléfono y paren las prensas!
¿Los miembros de la iglesia no necesitan la iglesia? ¡¿Quién es este tipo?!
Si tu hubieras sido uno de los tipos sentado ahí arriba mirando la multitud abajo, supongo que puedo entender como podrías haber pensado que las palabras de Poelman se acercaban a la herejía. Es posible que hayas llegado a creer durante tu larga carrera de servicio en la iglesia que tú y tus hermanos vatídicos tenían la sagrada responsabilidad de proteger a los testimonios de aquellos por debajo de ti. La gente toma decisiones imprudentes por sí mismo, después de todo. Ellos no eligen siempre lo justo. Muchos miembros son nuevos en el rebaño y deben ser alimentados con leche antes de ser expuestos a la carne del evangelio. Necesitan de cuidado. Ellos necesitan supervisión. Necesitan que se les enseñe a obedecer.
Para la mayoría de nosotros que prestamos atención, el recordatorio del élder Poelman fue consistente con lo que nos habían enseñado toda la vida mientras crecíamos. ¿No predicó el Hermano José distinciones similares? ¿No estamos en nuestros caminos individuales a la perfección? ¿En algún momento de nuestro progreso no debemos esperar que ya no requieren a alguien que sostenga nuestra mano?
Lamentablemente, siempre han sido aquellos en posiciones de autoridad que desconfían de la libertad sin la supervisión, y lo ven como una cosa peligrosa. Y así fue que dentro de pocos días al fin de la conferencia general, cuando el tabernáculo estaba prácticamente vacío, excepto por un camarógrafo y un teleprompter, Elder Ronald E. Poelman, del Quórum de los Setenta fue escoltado secretamente de regreso al podio y le dieron instrucciones a entregar su discurso por segunda vez. Sólo que esta vez no fue el mismo discurso. El texto había sido modificado de manera fundamental para que sea más aceptable para la Iglesia corporativa.
Después, se añadió un audio de "una tos falsa" en el fondo para dar la impresión de que Elder Poelman estaba hablando en vivo ante un auditorio lleno. A continuación, este vídeo reelaborado fue colocado en el registro de conferencia existente en el que reemplazó al original, y después se llenó con los archivos de la Iglesia. Las copias fueron dobladas a las lenguas extranjeras y enviadas a misiones en el extranjero. Esta nueva versión era ahora la verdad oficial.
Mientras tanto, la grabación de vídeo original, verdadero y exacto del discurso de la conferencia del élder Poelman simplemente desapareció.
Desapareció por el agujero de la memoria.
Casi pero no.
Rebelión de Las Máquinas
Pues resulta que, en realidad había un puñado de miembros de la iglesia por aquí y por allá, que poseían algunos de esos caros grabadoras de vídeo, y algunos de ellos habían usado sus máquinas para grabar la conferencia general. La disparidad entre las palabras pronunciadas por el Elder Poelman en sus cintas de vídeo y el texto redactado en el Ensign era obvia. Ellos no coinciden en absoluto.
Percibiendo una controversia incómoda en desarrollo, los portavoces de la Iglesia sacaron a relucir una declaración al efecto de que Elder Poelman había decidido, por su cuenta, a revisar su discurso con el propósito de claridad.
Pero pocos lo creyeron. Los que leen el expurgado rehecho -do-over- en The Ensign podía decir que no aclaraba ni una cosita. Esta re-edición de la conferencia titulada El Evangelio y la Iglesia no tenía sentido y de ninguna manera parecía a las enseñanzas del original. Elder Poelman parecía estar diciendo exactamente lo contrario en el texto de lo que había afirmado desde el púlpito.
L. Jackson Newell lo describió así: "El texto no ha sido editado, sus ideas se volvieron del revés"
En efecto. El discurso de Poelman de la conferencia, originalmente una defensa rara e inspirador del libre albedrío se convirtió en "otra clamada para la obediencia."
En los años recientes se ha producido un cambio sutil en la forma en que algunos en la jerarquía de la Iglesia han llegado a considerar su relación con los miembros comunes. La doctrina de que una vez fue pre-eminente del libre albedrío ha sido, por así decirlo, "disminuir importancia" en las enseñanzas SUD durante casi cuatro décadas. La visión de José Smith que su papel era el de "enseñar a la gente principios correctos y dejar que ellos se gobiernen a sí mismos" ha sido suplantada por el relativamente nuevo dogma que afirma la obediencia como la primera ley de la iglesia. Ni se necesita decir que debemos rendir obediencia a Dios. Pero más a menudo lo que pasa en estos días es que se espera la obediencia a la autoridad de la Iglesia.
De "El Evangelio y la Iglesia" a "El Evangelio ES la Iglesia"
Rebelión de Las Máquinas
Pues resulta que, en realidad había un puñado de miembros de la iglesia por aquí y por allá, que poseían algunos de esos caros grabadoras de vídeo, y algunos de ellos habían usado sus máquinas para grabar la conferencia general. La disparidad entre las palabras pronunciadas por el Elder Poelman en sus cintas de vídeo y el texto redactado en el Ensign era obvia. Ellos no coinciden en absoluto.
Percibiendo una controversia incómoda en desarrollo, los portavoces de la Iglesia sacaron a relucir una declaración al efecto de que Elder Poelman había decidido, por su cuenta, a revisar su discurso con el propósito de claridad.
Pero pocos lo creyeron. Los que leen el expurgado rehecho -do-over- en The Ensign podía decir que no aclaraba ni una cosita. Esta re-edición de la conferencia titulada El Evangelio y la Iglesia no tenía sentido y de ninguna manera parecía a las enseñanzas del original. Elder Poelman parecía estar diciendo exactamente lo contrario en el texto de lo que había afirmado desde el púlpito.
L. Jackson Newell lo describió así: "El texto no ha sido editado, sus ideas se volvieron del revés"
En efecto. El discurso de Poelman de la conferencia, originalmente una defensa rara e inspirador del libre albedrío se convirtió en "otra clamada para la obediencia."
En los años recientes se ha producido un cambio sutil en la forma en que algunos en la jerarquía de la Iglesia han llegado a considerar su relación con los miembros comunes. La doctrina de que una vez fue pre-eminente del libre albedrío ha sido, por así decirlo, "disminuir importancia" en las enseñanzas SUD durante casi cuatro décadas. La visión de José Smith que su papel era el de "enseñar a la gente principios correctos y dejar que ellos se gobiernen a sí mismos" ha sido suplantada por el relativamente nuevo dogma que afirma la obediencia como la primera ley de la iglesia. Ni se necesita decir que debemos rendir obediencia a Dios. Pero más a menudo lo que pasa en estos días es que se espera la obediencia a la autoridad de la Iglesia.
De "El Evangelio y la Iglesia" a "El Evangelio ES la Iglesia"
Así fue que todo el sentido de la tesis inspirada de élder Poelman se invirtió totalmente. Por ejemplo, en su discurso original, Elder Poelman declaró que "no es suficiente que obedecemos los mandamientos y consejos de líderes de la Iglesia."
Esa línea fue cambiada a "Debemos obedecer los mandamientos y consejos de líderes de la Iglesia."
La declaración de Poelman que "la ortodoxia sobre la cual insistimos nosotros tiene que basarse en los principios fundamentales y el derecho eterno, incluyendo el libre albedrío y la singularidad divina de la persona," se convirtió en esto:
"La ortodoxia sobre el que insistimos nosotros tiene que basarse en principios fundamentales, la ley eterna y dirección dada por las personas autorizadas en la Iglesia."
Toda referencia al libre albedrío en el original fue eliminado, excepto uno, y que había sido alterado para implicar que el libre albedrío sólo es eficaz bajo la protección de la Iglesia.
La nueva versión elimina por completo cualquier distinción entre la iglesia y el evangelio. Uno podría tener la impresión del nuevo discurso del elder Poelman de que la iglesia y el evangelio son una y la misma. En la versión editada, la lealtad a la iglesia se había convertido en no menos importante que la adhesión al Evangelio.
Afortunadamente, alguien ha publicado el original y los textos revisados del discurso de élder Poelman en el web, y se puede leer los discursos el uno al lado del otro si haces clic aquí. (está en ingles) Todos los cambios, eliminaciones y alteraciones han sido destacados, por lo que puedes determinar por sí mismo cuál es la versión que sientes en verdad fue inspirado de lo alto.
También, gracias a alguien en YouTube, el discurso original ante la congregación en el tabernáculo está finalmente disponible para ver aquí y aquí. Si quieres ver la versión censurada, ponte en contacto con la sede de la Iglesia y pide ver el discurso original. serás dirigido al falso.
El Hombre de Queso Viene
Que tal es esto para una metáfora:
Mientras me he sentado en mi escritorio esta mañana escribiendo las palabras de arriba, también he estado esperando con entusiasmo la llegada de un visitante especial. Su nombre es Juan, y él es mi conductor de UPS local. (un negocio que reparte paquetes a los clientes) Estoy esperando la visita de Juan porque hoy me va a entregar una caja de queso. Queso de verdad de cheddar envasado en latas.
Hace dos semanas que no sabía ni siquiera el queso enlatado existía, y si los informes son ciertos, esta variedad de queso de cheddar va a satisfacerme bien. La gente dice que es firme y delicioso como el cheddar regular, y al igual que el queso de deli puede ser rallado, cortado y derretido. Lo mejor de todo es que puede almacenarse casi indefinidamente. Pedí este queso porque yo amo, amo, pero amo el queso; lo como todos los días. Si llega el día cuando el queso fresco es difícil de conseguir, ahora tengo algo más que una No.10 lata de deshidratado en polvo queso en la mano. Voy a ser capaz de retirarme a mi escondite precioso de cheddar 'neath (debajo de) las escaleras, gracias en parte a los nobles esfuerzos de Juan el tipo de UPS. No puedo esperar hasta que llegue con el queso.
Ahora bien, es obvio que no es realmente John quien estoy emocionado a ver hoy; la razón por la que estoy muy emocionado es por lo que va a traerme. Cuando John llega voy a ir a la puerta y firmar su aparatito electrónico, me va a entregar la caja, luego se irá. Tendrá el derecho a, y él recibirá, mis gracias efusivas.
Cada par de meses más o menos John me trae algo. A veces se trata de alimentos. Muy a menudo me trae libros que me enseñan cosas que no conocía o no había pensado antes. Así que supongo que se podría decir que de alguna manera me siento en deuda a John para mi edificación espiritual e intelectual. Me cae bien John. John y su supercamión son parte de un impresionante sistema que proporciona el sustento para mí. Sin embargo, ni Juan, ni su camioneta, ni el sistema es el sustento real.
Uno ciertamente cree que es raro si yo me pusiera a adorar a John y su camión de reparto hasta el punto de olvidar todo acerca de cualquier paquete que está tratando de entregarme. De la misma manera yo pensaría que John es un poco raro si llegara a insinuar que yo debería aceptar entregas de ninguna otra fuente, sino de él, o que yo obedezco sus pronunciamientos y sigo su consejo, porque es muy capaz de conseguir cosas para mí. Agradezco profundamente el papel que John juega en mi vida. Pero guardo ese papel en perspectiva.
Así que aquí está mi punto. Como enseñó Poelman, la Iglesia como institución tiene una función divina. Proporciona recursos y materiales que nos edifican y enriquecen nuestras vidas. La finalidad intrínseca del Libro de Mormón es llevar a la gente a Cristo, así también por la publicación y distribución de ese libro, la Iglesia está proporcionando un servicio incalculable. La Iglesia también proporciona una manera para que podamos nosotros reunirnos como una comunidad de hermanos en la fe. Tal vez lo más importante, la Iglesia difunde la palabra de Dios y con valentía proclama el evangelio de la restauración.
La Iglesia nos proporciona sustento espiritual. Pero la Iglesia no es el sustento. La Iglesia no es más que el vehículo que proporciona el sustento. Como insistió Elder Poelman, es muy importante que se entienda esta distinción.
¿Cuántas veces escuchamos de nuestros compañeros santos exaltar las virtudes de Los Hermanos y comentar que bendición que están en nuestras vidas? Ha sido mi experiencia que muy pocos de estos aduladores exhiben el mismo alto nivel de pasión por Cristo y su Evangelio. Parece que se llevan demasiado bien con en el hombre de repartidor de paquetes.
He comentado en otro lugar de la práctica curiosa muchos miembros tienen de dar testimonio del sistema de entrega mientras que prácticamente ignoran las claras y preciosas bienes siendo entregado por ese sistema. O incluso olvidan mencionar el nombre de Aquel quien es la fuente de todos esos bienes.
Los habitantes de la distopía futurista de George Orwell había llegado a creer que existían ellos para servir a sus líderes, en lugar del revés. Ellos no estaban preocupados de que el conocimiento se mantenía de ellos; su mantra diario incluido el dicho, "La ignorancia es la fuerza". Algunas de estas personas habrían estado contentos con aquellos de entre nosotros que insisten en que "no todo lo que es verdad es útil".
Toda verdad es útil para aquellos que buscan su camino de regreso al Padre. Es por eso que se nos enseña que la esencia misma del progreso eterno es crecer en el conocimiento. La ignorancia no es la fuerza, es la debilidad. La ignorancia no es poder, el conocimiento es poder.
Nosotros, los mormones somos de hecho un pueblo peculiar. Nos unimos a la Iglesia, porque el Libro de Mormón nos lleva a Cristo. Pero una vez que estamos envueltos en la iglesia a menudo permitimos que nuestra lealtad sea empujado muy suavemente hacia la otra dirección de Cristo y enfocada a las instituciones de los hombres.
Aquí puedes verlo a Poelman dar su discurso después de ser editado.
(Escrito por Alan Rock Waterman en Pure Mormonism y Traducido por buenmormonismo)
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