Cada Palabra de Dios

En respuesta a la tentación, Cristo explicó: "Escrito está: No solo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios." (Mateo 4: 4). En esto, nuestro Señor citó las Escrituras: "no solo de pan vivirá el hombre, sino de todo lo que sale de la boca de Jehová vivirá el hombre." (Deuteronomio 8: 3).

Esto nos hace responsables de escuchar y responder a la voz de Dios.

El Señor fue confrontado por judíos devotos que cuestionaron su falta de respeto a las convenciones religiosas existentes. Pensaban que no respetaba la ley y las autoridades. No podían entender que lo envió a reemplazar la orden existente por algo nuevo. Para ellos, cualquier cosa que no se ajustara al patrón existente debía ser condenada. Sabían que sus tradiciones eran verdaderas, que eran el pueblo elegido de Dios, y Dios había hablado a través de Moisés y los profetas a ellos. Por lo tanto, el fracaso de Cristo para caer en estricta conformidad con las tradiciones religiosas existentes les pareció una prueba de su herejía.

Cristo explicó el cambio de dirección que su ministerio causaría con estas palabras: "Nadie pone remiendo de paño nuevo en vestido viejo; de otra manera, el mismo remiendo nuevo tira del viejo y la rotura se hace peor. Ni nadie echa vino nuevo en odres viejos; de otra manera, el vino nuevo rompe los odres, y se derrama el vino y los odres se pierden, pues el vino nuevo en odres nuevos se ha de echar."(Marcos 2: 21-22 .)

Dios habló a través de José, quien tradujo el Libro de Mormón por el don y el poder de Dios. Por lo tanto, para vivir de acuerdo con cada palabra que procede de la boca de Dios debemos aceptar el Libro de Mormón, incluso si esto nos lleva a abandonar formas más antiguas de ideas religiosas.

¡Oh necio, que dirás: Una Biblia; tenemos una Biblia y no necesitamos más Biblia! ¿Tendríais una Biblia, de no haber sido por los judíos? ¿No sabéis que hay más de una nación? ¿No sabéis que yo, el Señor vuestro Dios, he creado a todos los hombres, y que me acuerdo de los que viven en las islas del mar; y que gobierno arriba en los cielos y abajo en la tierra; y manifiesto mi palabra a los hijos de los hombres, sí, sobre todas las naciones de la tierra? ¿Por qué murmuráis por tener que recibir más de mi palabra? ¿No sabéis que el testimonio de dos naciones os es un testigo de que yo soy Dios, que me acuerdo tanto de una nación como de otra? Por tanto, hablo las mismas palabras, así a una como a otra nación. Y cuando las dos naciones se junten, el testimonio de las dos se juntará también. Y hago esto para mostrar a muchos que soy el mismoayer, hoy y para siempre; y que declaro mis palabras según mi voluntad. Y no supongáis que porque hablé una palabra, no puedo hablar otra; porque aún no está terminada mi obra; ni se acabará hasta el fin del hombre; ni desde entonces para siempre jamás. Así que no por tener una Biblia debéis suponer que contiene todas mis palabras; ni tampoco debéis suponer que no he hecho escribir otras más. Porque mando a todos los hombres, tanto en el este, como en el oeste, y en el norte, así como en el sur y en las islas del mar, que escriban las palabras que yo les hable; porque de los libros que se escriban juzgaré yo al mundo, cada cual según sus obras, conforme a lo que esté escrito. (2 Nefi 29:6-11)